Los prebióticos son sustancias que, al digerirse y llegar al colon, se fermentan y producen bacterias positivas; es decir, bifidobacterias y lactobacilos. También ayudan a que el pH se vuelva ácido, cosa que no le gusta a las bacterias malas (incluyendo toda clase de infección grave, leve o moderada). Estas bacterias positivas crecen y defienden a tu bebé de cualquier infección, haciendo una especie de ‘inhibición competitiva’, lo que quiere decir que hacen una capa en su intestino para que, al momento de que una bacteria mala llega, le cuesta mucho más trabajo invadir; si a eso le sumamos el pH ácido, la bacteria tiene menos posibilidades de sobrevivir. Además, favorecen el ritmo digestivo de los bebés, lo que hace que sus evacuaciones sean más blandas. ¿Cómo asegurar que tu bebé obtenga los prebióticos que necesita? A partir de la lactancia materna.
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