Existe un esfínter entre el esófago y el estómago que mantiene la comida en su lugar; en los bebés, este esfínter aún debe madurar y desarrollarse. Mientras lo hace, es posible que tu pequeño regurgite la comida con frecuencia. Y aunque generalmente el reflujo ocurre después de las comidas, podría producirse en cualquier momento, por ejemplo, cuando tu bebé eructa, tose, llora, hace esfuerzo o tiene mucha actividad.
Si estás amamantando, vigila tu dieta. Algunas mamás han descubierto que eliminar ciertos alimentos, como productos lácteos, reducen la cantidad de reflujo. Si alimentas a tu bebé -o complementas su alimentación- con leche de fórmula, cambiar a una espesada con arroz, podría ayudar.
Las investigaciones han demostrado que el reflujo es normal debido a la inmadurez del sistema digestivo. Sin embargo es necesario llamar al pediatra si tu bebé presenta los siguientes síntomas:
· Se niega a comer.
· Parece estar perdiendo peso.
· Hay sangre en sus heces.
· Vomita violentamente.
· Llora desconsoladamente y parece estar sintiendo dolor.
· Regurgita un líquido verde o amarillo.
Para saber más.
Para aclarar algunos conceptos equivocados frecuentes sobre el reflujo, lee “El reflujo: mito o realidad”.
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