Mientras se acerca el día de tu parto, deberás decidir a quién quieres en la sala de parto: a tu pareja, tu mejor amiga, tu mamá o tal vez una doula (una persona de apoyo capacitada que no es parte del personal médico). El primer paso (y el más sencillo): pregunta en el hospital cuántas personas pueden acompañarte. Y, ¿después?
Si tu hospital no tiene restricciones en cuanto al número de personas que pueden acompañarte en la sala de parto, platica con tu pareja acerca de tus preferencias. Quizá no sea tan buena idea tener a tanta gente a tu alrededor (tu mamá, hermanas, primos, suegros, además de las enfermeras, tu médico y tal vez la doula), ya que la sala estará llena. Muchas parejas deciden hacer del parto una experiencia íntima solo para ambos. Los beneficios: la atención está enfocada en la futura mamá durante el trabajo de parto y el alumbramiento. Además, después de dar a luz, la mamá y el bebé pueden disfrutar del contacto piel a piel de manera tranquila durante un tiempo antes de que lleguen los amigos y familiares.
Si has decidido invitar a muchas personas para que te acompañen en la sala de parto (por ejemplo, a tu mamá y tus hermanas), compárteles tu plan o filosofía de parto antes del gran día. Diles que no quieres discutir en el hospital, aún si tienen opiniones contrarias a las tuyas. Lo que necesitas es su apoyo sin que te juzguen, independientemente de la opción que elijas.
Una vez que decidas quién te acompañará en la sala de parto, siéntete en libertad de establecer algunas reglas. ¿No quieres llamadas por celular durante el parto? ¿No quieres actualizaciones en redes sociales hasta después de que nazca el bebé? Sin importar tus preferencias, compártelas con anticipación. Recuerda que eres tú quien decide.
Si prefieres evitar la presencia de ciertas personas en la sala de parto, tú o tu pareja deberá dejarlo en claro antes del gran día para evitar malentendidos o herir susceptibilidades. Simplemente, explícales que tu parto es un momento muy personal e íntimo, pero que te encantaría presentarles al bebé después. Asimismo, comunica tus deseos a las enfermeras en turno. Están acostumbradas a lidiar con los problemas y, lo más importante, conocen muy bien los derechos de privacidad de los pacientes y harán todo lo que esté en sus manos para que se cumpla tu voluntad.
Mantente firme en tus decisiones: lo más importante es que estés cómoda sin tener que preocuparte por lo que piensen los demás. Tener la experiencia de parto que deseas es importante para reducir el nivel de estrés tanto tuyo como de tu bebé, así como para favorecer el bienestar de ambos, y esto incluye a las personas que quieres que estén (o no) presentes en la sala de parto.
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